Yo vengo del hoyo.
Vengo de las manos de mi padre y los ojos de mi madre.
Vengo de un hígado destrozado
y unos pechos blancos bien negros.
De los vencidos y los condenados, vengo.
Y vengo de esas que quitan los hombres a las otras y,
después,
cuando esas les gritan su pena muda,
ellos las abandonan
y vuelven con las otras.
Nací en un hospital de una mujer y otra mujer porque mi padre no estaba;
él
tocaba un piano en una casa con una hija
a la que amó.
me curo en salud.
Pero la verdad es
que yo vengo del hoyo.
________________________________Manuela Paso
Bajo un fondo de aceptación has puesto un visillo de reproche. Con el rostro de tu padre muestras a todos los hombres como si así fuera la vida. O tal vez sí.
ResponderEliminarCaramba, vengo de Facebook de comentar este poema también y me encuentro con el mismo comentario de mi Ommje del alma, pero que, tal como dije en FB, no, no, no. Ella habla de su hombre, de su ancestro (o del que se haya inventado, que en la literatura todo vale), no lo extrapola a todos los hombres.
ResponderEliminarLos hombres, al igual que las mujeres, son de mil maneras, pero un hombre (o una mujer) son como son (o como los vea quien los describe).
Bss
Tu hoyo, Manuela, es una fuente de luz, y por ella vas, vengas de donde vengas.
ResponderEliminarNo, no maquillas. Pocas POETAS ( y lo escribo con mayúsculas)son tan naturales y valientes con sus mensajes.
Y si tú vienes del hoyo, otros nos encaminamos a él: El día último, ojalá caiga en el que tú estuviste para poder decir a esa madre: Me han recomendado este hoyo. ¿Puedo quedarme?
Un beso
Me gusta tu oscuridad reluciente, me apasiona la niebla de tu imagen clara... Un besazo guapisima, soy el chico de Sonia... Mua... te sigo.
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