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jueves, 18 de noviembre de 2010

Mujer-guitarra o el equívoco del sirimiri y un "mi amor"


Resulta que las mujeres casadas, últimamente, están muy susceptibles, y si les envías un poema en el que se dice “ mi amor” y se les invita a “ aperturas” terminando con una declaración de principios sobre la aversión al protagonismo, se dan por aludidas cuando es evidente que el autor pensaba en otra persona aunque se lo mandase a ella.
A partir de esta inocente anécdota charlamos sobre si es bueno dar claves previas o posteriores de un poema. Como padre putativo de las claves, soy un enfervorizado defensor. El que se den antes o después es más discutible. La ventaja de darlas después es que liberan la imaginación del lector/oyente, aunque luego pueda llevarse un  chasco cuando conoce la clave que realmente motivó el poema.

Resulta que los poetas también han tenido una vida antes de limitarse a un solo “muso”, y, por eso, te puedes coser una vagina por amor o perder los dientes de tanto repetir el nombre del amado. A los llamados poetas de la experiencia nos cuesta aceptar que un poema pueda no estar basado en hechos reales, cuando se trata de un fenómeno muy habitual, pues precisamente la poesía se convierte en una vivencia más.
¡Qué manía tenemos los lectores de poner la cara y ojos  del autor en sus personajes! Es algo parecido a la demonización de actores especializados en hacer papeles de “malos” cuando su única culpa es bordar ese tipo de papeles.

Resulta que existe el agnosticismo sexual y que si no es sinónimo de castidad se le parece mucho. Me preguntaba si un joven guapo en sus  veintiséis años tiene derecho a privar a las jóvenes cervatillas de un apasionado viaje por el bosque de la sensualidad. Y claro que tiene derecho, pero es una pena apuntarse voluntariamente a ello cuando muchos años más tarde se entrará en un ateísmo sexual irreversible.

Resulta que hay poetas que escriben o leen poemas más  cortos porque les da por ahí. Y entonces la pedimos que repita para que la cortedad sea doblemente corta. Aunque me da que esa poeta tiene ahora  su cabeza en una performance de poesía erótica femenina en el Teatro Alcalá el martes 30, donde contará con el apoyo de TANGRAM por  el módico precio de tres maravedíes.

Resulta que una carta se puede terminar con una sentencia de que hay dos cosas a tener en consideración en la vida, y la segunda es la eternidad. Que toda destinataria  de carta  tiene derecho a su momento de protagonismo que aspira a ir más allá de la simple apertura.

Resulta que quien habla por boca de asno no rebuzna, sino  que crea un halo poético hasta que, repentinamente, sorprende con una de sus potentísimas imágenes que la han hecho famosa en el mundo entero. Y el burro se lo recrimina, porque  quiere un baño de imágenes, y ella no entra al trapo porque sabe que las bañeras están en vías de extinción y ahora se estila más el sirimiri de la ducha que también empapa, aunque sea por acumulación y no por inmersión.

Y resulta que hasta los poetas divinísimos hacen cancioncillas de serie B de putas porteñas a las que termina tocando la lotería, que es el tocamiento más rentable.

Finalmente, llegó Sivio Rodríguez que nos cantó habiendo poseído a una joven mujer instrumental. Guitarra de mujer, mujer guitarra.

3 comentarios:

  1. Buena tertulia. Falté, pero es como si hubiera ido. Os intuyo párrafo a párrafo.
    Gracias por tu crónica, Luis. Es estupenda. De hoyo en hoy, bajo par...

    Besos.
    Laura

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  2. Hay crónicas que son el estrambote afortunado del propio acontecimiento. Es un placer ampliar el sabor de aquella noche con el bonus de un nuevo texto. Has dejado claro que, en otra velada más, fuimos muy felices.

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  3. yo estuve superagusto, esta vez nos reímos un montón :)

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